Portada: Más que un tatuaje en un brazo, las heridas dejadas en el pueblo judío por Auschwitz y la Shoá en general son incurables. A pesar de que quienes lo tienen llevan sesenta años mostrándolo como prueba fehaciente del dolor, hay otros que se atreven a negar su existencia o tratan de relativizar la tragedia para exculpar a sus autores. Cada número marcado en la piel es un grito de alerta que nos dice NUNCA MÁS.
Foto: Pedro Baute.
Índice
Recordar en estos tiempos /por el Embajador Shlomo Cohén [4]
Yad Vashem: el esfuerzo por cumplir una misión. / Por Perla Hazán [5]
Hasta el último judío, hasta el último nombre / por el Dr. David Silberklang [6]
2005: Un año para la memoria [7]
Noticias de Yad Vashem [8]
Crónica del primer Yom HaShoá extracomunitario / por Raquel Markus de Finckler [9]
Tendiendo puentes para el encuentro / por Prof. Carlos de Armas [10]
Cronología del Holocausto / por Paúl Lustgarten [11]
Kristallnacht 2004 [13]
La mano detrás de la piedra / por Trudy Spira [14]
Certamen sobre la Shoá [15]
Lihie Talmor: Enfrentar el miedo a través del arte [20]
SEIS TESTIMONIOS
Zygmund Rotter/ Nro. 610 [24]
Hedy Katz/ Cuando aúllan los lobos [28]
Stephan Horszowsky/ Impreso y sellado [32]
Eusebi Pérez Martín/ Triángulo azul, rojo español [36]
Andrés Apeloig/ Una huida de 40 mil kilómetros [40]
David Yisrael/ Una sucá en Auschwitz [44]
OPINIÓN
Propiciar la vida / Mati Jakubowicz [46]
¿Cómo fue posible? / Marcko Glijenschi [48]
En la panza de la bestia / Annie Reinfeld [49]
Gisi Fleischmann / Max Preschel [50]
El único amigo de Hitler / Alberto Moryusef [54]
Ética para no olvidar / José Chocrón Cohén [57]
¿Síntoma de una enfermedad? / Jaime Ségal [59]
Lecturas para no olvidar [61]
Benefactores y Amigos de Recuerda – rwkz[62]